'L'Andreu i la Quimeta': uno de nuestros pocos símbolos de identidad |
Las fiestas de Sant Andreu son un reflejo de ese vacío emocional. ¿Cuántos de nosotros las esperamos como aquellas fiestas del pueblo de nuestros padres, o de nuestra ciudad natal? En realidad es un pretexto más para salir a pasear con los niños, subirlos a alguna atracción de feria y, tal vez, comer unos bocadillos en un chiringuito. Son unas fiestas concurridas, pero sin alma.
Este año, como es habitual, el Ayuntamiento ha 'inyectado' visitantes a golpe de talonario (Manu Tenorio se encargará de llenar la plaza del Mercado).
Unidos... ¿por Manu Tenorio?
No es que tengamos nada en contra de Manu Tenorio, ni de ningún otro triunfito de los que suelen pasar por nuestras fiestas. Pero se echa en falta alguna iniciativa que ponga el dedo en la llaga: es decir, que tenga en cuenta lo que realmente somos (27.000 desconocidos aprendiendo a convivir) y organice alguna actividad creativa que ayude a conocernos mejor. Por ejemplo, rutas culturales guiadas por los lugares emblemáticos del municipio. O concursos familiares por grupos. O, tal vez, potenciar alguna actividad cultural realmente enriquecedora sobre nuestro entorno (los caminos de montaña, el río, la ermita, los personajes clave de la historia local...).
Mientras tanto, nos conformaremos con los conciertos del famosillo de turno, los castillos inflables de la avinguda Constitució y los fuegos artificiales del último día. Y seguiremos siendo culturalmente pobres, socialmente extraños... un pueblo sin alma.
Por cierto, aquí va un link al programa de fiestas. ¡Disfrutad lo que podáis!
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